357. LA CALIDEZ DE UNA MADRE
NARRADORA
Drakomir se bajó enseguida del caballo, quitándose el casco y dándoselo a su ayudante.
—Celine, ¿sucedió algo en mi ausencia? —subió las escaleras de dos en dos con el rostro preocupado.
—Nada que no se vaya a solucionar con un buen baño y ropa formal — su suegra le respondió con una sonrisa que escondía algún secreto.
Drakomir frunció el ceño; a su lado ya pasaba Drakkar de corrido, con su temperamento directo y tosco de siempre.
—¡Eh, Drakkar, alto ahí! —Celine lo detuvo en su andar apresurado.
—¿Qué sucede? Necesito buscar a Lyra… no la siento cerca —Drakkar se estaba impacientando.
Había accedido a ir en este viaje falso porque Lyra le insistió una y otra vez, al punto de sentirse un poco sospechoso.
Pero a final él siempre cedía a los deseos de su persuasiva mujer.
—Lyra está bien, y si no te detienes, no te diré dónde está —con esas palabras Celine capturó por completo su atención.
Pronto tuvo a dos enormes moles delante de ella, mirándola fijamente.
—Hoy es la b