333. ¿ERES DE LOS RAPIDITOS?
NARRADORA
—¿Qué? ¿Crees que no lo aceptarán como pago? —lo miró con ojos preocupados e incluso inocentes.
Elliot observó en las profundidades de sus orbes.
Parecía sincera, nada de trampas o artificios.
Cada vez estaba más convencido de que esta no era su esposa original, y ahora resultaba más que evidente que esta mujer, idéntica a Rossella, no conocía su secreto.
—Sí, creo que sí sirve. —Extendió el brazo hasta con dudas, pensando en que a último momento ella se arrepentiría.
Su corazón dio un vuelco cuando ella le puso el colgante mágico en la palma de la mano.
—Bueno, lo dejo entonces a tu resguardo.
—¿No es un artículo importante para ti? —sondeó, pero guardándolo enseguida en su cuerpo.
No pensaba entregarlo más, de hecho, lo destruiría por completo.
—Bueno, no mucho, creo que perteneció a mi madre, ni siquiera la conocí. En todo caso, los vivos deben buscar la manera de seguir viviendo —le dijo Katherine sin darle mucha importancia al asunto.
Y mucho menos darse cuenta de que