298. TE HE MENTIDO
SIGRID
No quiero parecer tan débil. Ya hemos estado juntos.
¿Por qué me siento tan vulnerable frente a Silas con mi cuerpo original?
Me abrazo a él y me dejo llevar por todas las nuevas y excitantes sensaciones.
Sus labios bajan y capturan mis pezones.
Me estremezco por tatos estímulos, el dolor convirtiéndose en una molestia ante el roce constante de su polla.
La siento palpitar y engrosarse, latir caliente. Me está gustando. Mi coño cede y empieza a disfrutar de ser tomado por primera vez.
El meneo en sus caderas comienza a ser más vigoroso, profundas estocadas, cada vez más rápidas y apasionantes, más rudas.
Y hay un punto… sí, oh sí, ese lugar, justo ahí…
—Silas… mi Silas… mmm —mis gemidos cambian de dolorosos a excitados. Las gotas de sangre se mezclan con los fluidos blancos que lubrican las penetraciones.
Silas se mueve sobre mí como un lobo en celo. Abre por completo mis piernas y se menea entre mis muslos.
Se incorpora un poco, y lo veo jadeando y gruñendo, embistiendo en