264. ENCUENTROS FURTIVOS EN EL LABERINTO
NARRADORA
Sigrid estaba sumamente tensa, no por la lucha de vida o muerte que se avecinaba, sino preocupada por los sentimientos y los impulsos asesinos de Silas.
Lucrecia no podía descubrir su poder.
El propio Silas y su condición de Selenia, eran las mayores ventajas secretas con que contaban.
El preámbulo de la fiesta se desarrollaba en el inmenso jardín y en los salones abiertos al exterior, llenos de farolillos y luces tenues, donde los invitados brindaban, charlaban, se daban miradas sugerentes.
Todos enmascarados.
Algunos incluso ocultaban mucho más su identidad.
Vinieron aquí por un objetivo, y si aceptaron la invitación, estaban dispuestos a pasar una velada de sexo y orgías.
Este era solo el precalentamiento, las verdaderas fiestas serían más tarde dentro de la mansión, en los pisos subterráneos.
O quizás Lucrecia tenía algo más novedoso y excitante preparado.
—Debemos buscar la manera de que nos invite a jugar con ella en privado. Es la mejor oportunidad de separarla de su