254. MI VERDADERO NOMBRE
NARRADORA
Había una bruma negra rodeando toda la edificación, como un domo gigantesco, nada se podía ver más allá.
Estiró la mano en el aire y ni los dedos se podían distinguir entre tanta oscuridad.
Pensó que este era el famoso escudo de Alessandre, entonces debería haber venido y lo hizo, solo que se mantuvo en las sombras del bosque, cada vez más asombrando, espiando y aprendiendo.
— Lo creé para protegerte, nadie pudo sentir tu poder de Selenia – Silas confesó tomándola por sorpresa.
— ¿En serio fuiste tú?
—Sí, protegeré siempre a mi señora - le dijo inflando el pecho— No necesita a nadie más.
Sigrid sonrió llena de maripositas en el pecho.
Ya estaba entendiendo el porqué a su madre le brillaban los ojos por la posesividad cavernícola de su padre.
— Wao, mi Silas que competente se ha vuelto, tan inteligente y confiable —subió la mano y le acarició la barba incipiente, los ojos dorados brillaban complacidos.
De repente lo tuvo besando su boca.
La punta de su lengua