249. YO YA TENGO UN MACHO
NARRADORA
Marius no se asombró tanto como Edgar.
Hasta el hombre más poderoso de estas tierras en el pasado se tuvo que poner de rodillas frente a Victoria.
El agua caía lavando el campo y los truenos alumbraban el ejército que ahora yacía a los pies de una sola mujer.
En el ayer fueron los guerreros más increíbles, los amos del destino y ahora… solo meros esclavos de esas cadenas que ataban sus almas.
El estruendo se escuchó con la puerta cerrándose y desapareciendo en el abismo, como si jamás hubiese estado ahí.
Edgar parloteaba sin cesar, lleno de adrenalina y emoción.
Pero la mente de Marius se movía a toda marcha.
Victoria había averiguado la verdad del pasado, lo sabía por el odio con que trataba a sus semejantes.
Algo había cambiado en la vampira… algo que él debía averiguar si deseaba sobrevivir a lo que venía.
Observó cómo la sangre en su cuerpo se extendió en forma de esos hilos rojos, flotando, entrelazados y fundiéndose en la frente de cada no muerto.
Un sello de runas bri