242. TÚ ERES MI RECOMPENSA
SIGRID
El no ver nada y solo escuchar, sentir, me ponía algo ansiosa, podría espiarlo con magia, pero decidí no hacerlo, seguir su voluntad.
De repente, unos finos, fríos y secos labios se rozaron con los míos.
Sentí la humedad de una lengua recorrer todo mi labio inferior, un jadeo escapó de mi boca cuando fue capturado y chupado entre sus dientes.
Nuestros cuerpos excitándose, mis manos temblorosas cerradas sobre su pecho.
Abrí mis labios y sentí los suyos moviéndose posesivos sobre los míos, lento, deliciosos, mojados, sensuales.
Su mano fue a mi nuca para dominarme, la otra continuaba cegando mis ojos.
Su lengua entró para explorarme, a recorrerme y saqué la mía para acariciarlo también.
Tantas cosas más descaradas que habíamos hecho y este beso se sentía tan íntimo.
—Mmmm —gemí y siseé con deseos reprimidos.
Mi cabeza giró a un lado para profundizar más, para que me comiera más rudo y apasionado, mis manos sobre sus hombros, apresándolo contra mí.
Mi magia se escapaba para ju