203. CAMBIANDO LAS NORMAS
SIGRID
Cuando me estaba cerrando el pantalón, Silas regresó y agradecí que me diese mi espacio.
— ¿Todo bien por allá afuera, no tuviste problemas? —le pregunté, sentándome en la mesa.
— No, mi señora, la mayoría de los invitados se fueron ya o duermen aún —me respondió, y ya iba a vaciar el agua de la tina.
— Deja eso para el posadero, ven a desayunar; pensaba quedarme más tiempo, pero no puedo, hoy debemos regresar —le dije sin entrar en detalles.
Estaba frustrada; gasté dinero en algo que no me interesaba y tampoco pude ver al tío abuelo.
Pero no podía quedarme con esta situación en inusual en el cuerpo de Electra.
— ¿A qué estás esperando? —untaba la jalea en la rebanada de pan cuando giré la cabeza y lo vi de pie a mi lado.
— Yo… espero a que finalice para comer las sobras —respondió como algo obvio, sin embargo, su ojo se desviaba a la comida y podía ver su hambre voraz.
Quise resoplar enojada.
La verdad era extenuante seguir todas estas reglas inhumanas.
— Puedes comer, no nece