119. CONOCIENDO A OTRA WALKER
NYX
Me sentía bien habiéndolas salvado, la cachorrita era una hembrita también.
Nacían con esas escamas ya puestas de armaduras e incluso con los ojos abiertos.
Ahora mismo se alimentaba golosa de la leche de su madre, que seguía recostada contra la pared.
—Lo hiciste bien —le dije, levantándome y viendo el desastre de sangre sobre mí.
Afuera ya los pájaros entonaban las notas del amanecer.
—Iré a cazarte algo, será mi última ayuda para ti —miré a sus ojos cansados y di media vuelta, pero algo rozó mi mano de repente.
Miré hacia atrás y era el morro frío de la bestia.
Su lengua oscura salió a lamerme, cuidando de no lastimarme con los enormes dientes.
Me asombré ante su cambio de actitud, pero entendí que era su muestra de agradecimiento.
—Está bien, mi madre también nos dio a luz en una cueva y fue muy difícil —le dije acariciando entre sus fosas nasales.
Salí de la caverna y respiré profundamente. El aire allá adentro era algo asfixiante.
Me interné en el bosque, buscando alguna pre