11. UNA ALFA TEMERARIA
NARRADORA
Lyra corrió a la máxima velocidad que le permitían los botines.
Se hundía en la tierra y sudaba a raudales, apartando las hojas anchas que impedían su paso.
Atravesando los arbustos encontró, en medio de un claro, una escena que le paralizaría el corazón.
Drakkar luchando a mano limpia con un enorme depredador, despiadado y poderoso, a cuatro patas, con un escudo de cuernos en la gigantesca cabeza.
Al final del cuerpo de casi tres metros, una cola larga se balanceaba llena de púas peligrosas que ahora iba a atacar a traición la espalda del guerrero.
—¡CUIDADO! —Lyra gritó abalanzándose sin pensarlo a la pelea.
Drakkar nunca había sentido tanto miedo en su vida como cuando la vio arrojarse al peligro.
Sus dos poderosas manos sostenían la mandíbula y el maxilar del Brontocérax, sus piernas musculosas se iban resbalando hacia atrás, haciendo un surco en la tierra con el empuje de la bestia frente a él.
—¡CORRE LYRA! —rugió advirtiéndole, forzando a su lobo a salir a pesar de la