100. ISABELLA Y NYX
NYX
—¡Aaahh! —Un grito me hizo despertarme de golpe, estirando la espalda, sentada en una esquina oscura.
La verdad es que ya iba siendo hora de salir de mi escondrijo.
—¿Qué sucede, Mora? Ssshh… baja la voz… el príncipe hoy está de pésimo humor —escuché a dos doncellas entrando en el almacén.
—Parece que hay ratas, encontré algunos tallos de frutas —torcí la boca.
Obviamente, “la rata polizona” era yo misma.
Lo peor es que se marcharon a toda prisa y diciendo que buscarían a unos soldados.
Era el momento de salir.
—M4ldit4 sea —mascullé al encontrar la puerta de salida cerrada.
Miré a mi alrededor.
Como esto era un sótano, no encontré ventanas en mi inspección rápida.
Entonces caminé con prisa hacia una chimenea en una esquina.
Me asomé por el agujero, mirando hacia arriba.
Llevaba a otra estancia o me dejaría salir al exterior.
—Ven a revisar, ¡y no dejes escapar ni una!
Los pasos se acercaban, seguidos de la algarabía.
Convoqué mi magia y flui como niebla por el estrecho