No se a qué hora Ayunda se durmió anoche, porque la mujer no recuerda nada después de ayudarle a su esposo con un masaje.
Lo cierto es que Ayunda se sorprendió mucho al despertarse en la cama del paciente, que debería haber sido ocupada por su esposo.
"¡Dios mío, parece que me quedé dormida!", exclamó Ayunda, sorprendida y también culpable.
Cómo fue posible que se durmiera y ocupara la cama de su esposo.
"¿Si estoy aquí, ¿dónde está el hermano Mahar?", se preguntó Ayunda.
Antes de que la mujer escuchara una voz grave de Mahardika interrumpiendo.
"¡Qué cómodo lo tienes! Ocupas mi cama, así que tuve que ser desalojado y dormir en el sofá. ¿Quién te crees que eres?"
Ayunda cerró los ojos, sin estar preparada para la ira de su esposo. Dios, todavía es de mañana y ya está causando problemas con ese hombre.
"Lo siento, hermano, no me di cuenta de que me había quedado dormida en tu cama".
"¿No te diste cuenta? ¡Bah!, solo sabes disculparte.
¿Qué más puedes hacer además de decir eso