—Cariño, debo ir a trabajar, Bianca cuidará de ti, recuerda obedecer y pórtate bien —señaló, a lo que él hizo un puchero.
—Quédate conmigo hoy.
—Lucas, me encantaría quedarme contigo, no te imaginas las ganas que tengo de pasar todo el día a tu lado y ver películas o divertirnos juntos haciendo cualquier otra actividad, pero debo trabajar. Si no trabajo no podríamos comer, dormir tranquilos o ir de viaje.
Lucas abrió los ojos de par en par, alarmado. Entonces comenzó a negar con la cabeza.
—¿Seremos pobres?
—Digamos que sí.
—Entonces deberías trabajar.
Ella acarició sus mejillas y besó su naricita.
—Por supuesto, lo bueno es que estaré aquí en la tarde, en caso de que se presente un inconveniente en la compañía, le avisaré a Bianca. Además, puedes salir con ella y comer lo que quieras.
—¡Sí! Comeré un delicioso helado de chocolate.
—Así es, solo uno, ¿bien?
—Okey.
—Termina de comer, yo iré a prepararme.
***
Después de ducharse y refrescarse, se dirigió al armario. Con exp