Sean Robinson

La junta fue llamada a contar, un encuentro extraordinario dadas las nuevas circunstancias. ¿El giro de acontecimientos? Que no fui yo quien lo solicitó.

Después de cuatro años recabando información en compañía del FBI, buscando además inversores para la farmacéutica que permitan desvincular las principales áreas de inversión del fondo familiar, y teniendo en mis manos informes de cada paso dado por Aurora, esto me toma por sorpresa. Aunque no es inesperado.

Salgo de mi amplio departamento, del que debería despedirme pronto, pero lo hago con algunas carpetas en mano, las que voy a necesitar. Llego a la sala más importante de toda la farmacéutica, donde un montón de inversionistas que no tienen conocimiento alguno de lo que aquí se hace esperan con expresiones de confusión y escepticismo.

—Buen día, señores. ¿A qué se debe el placer de tenerlos aquí?

Paso por el lado de todos y voy directo a mi silla, al frente. Escucho que muchos me responden, pero no entiendo del todo l