*—Uriel:
Aunque le había prometido a Layonel que hablaría con Danny sobre su madre, Uriel no encontró nunca “el momento correcto”. En el fondo sabía que no quería arruinar la burbuja de felicidad en la que vivían últimamente, pero no era alguien de huir de los problemas.
Así que unos días después, tomó la tarjeta que la señora Graves le había dado y decidió escribirle. Iba a resolver esto de una vez por todas.
Eligió un restaurante discreto, lejos de su firma y de la oficina de Danny. No quería testigos ni interrupciones. Iba a decir lo que tenía que decir y, si ella quería ser hiriente, haría oídos sordos. Estaba decidido a dejar las cosas claras.
Mientras esperaba en la mesa, Uriel redactaba un mensaje para Danny, diciéndole que estaba almorzando con un cliente. Mentira, claro. No quería que Danny se preocupara ni que sintiera que tenía que elegir.
Entonces escuchó unos golpecitos secos en la mesa. Levantó la vista y ahí estaba Nancy Graves, con su vestido largo floreado, el rosario