SCOTCH

Hombre. Estaba desanimada.

Intenté culpar de mi estado al hecho de que los vaqueros en los que intentaba meterme me quedaban apenas un poco demasiado ajustados en el trasero —¿su hermana usaba una talla menos cinco o algo así?—, pero en realidad, lo que me pasaba era que me había dolido que Costello me ocultara cosas.

Pensé en lo que me había dicho: que yo me pondría histérica si sabía que estábamos huyendo hacia la boda de su hermano. Creía que me hacía un favor al no contarme toda la historia. Tirando del suéter azul menos llamativo que pude encontrar, solté un suspiro. Bueno. No se equivocaba.

Definitivamente me estaba volviendo loca.

—¿Estás bien ahí dentro? —preguntó, dando unos golpecitos en el lateral de mi cabina pr