ABBY
Siempre quise ser madre, lo deseaba tanto que, pese al dolor y los maltratos a los que vivía sometida día y noche, siempre tuve la esperanza de tener un bebé entre mis brazos.
Pero nunca se dio esa oportunidad y la desilusión y desesperanza poco a poco fueron rompiendo mi corazón hasta llegar a convencerme a mí misma que ni siquiera podía hacer algo tan simple como dar vida, que yo era la culpable por no poder quedar embarazada, que Dios me había castigado y debía vivir con la desilusión.
Aun me sigo preguntando si tendré algún día esa dicha, aunque los miedos me asaltan y me dicen que nunca podré tener un hijo, que nunca podré ser madre y que nunca podré tener esa dicha de sostener a mi hijo entre mis brazos o que me llame mamá.
Es irónico, supongo que es un castigo divino por ser tan mala hija. Abandoné a mis padres, los aparté de mi vida para que no me vieran sufrir y hecha pedazos, pero mi castigo es este, no poder ser madre y hoy esa cruz pesa más que nunca.
Deseo ser madre,