Nicolás observaba fijamente esa figura grácil en el escenario. Con formación en danza y siendo una verdadera heredera de familia adinerada, Daniela había llevado la suavidad y la sensualidad al extremo. Sabía perfectamente cómo realzar su belleza.

Pero Nicolás estaba de mal humor. Sus facciones apuestas se veían sombrías porque había tantos hombres en el lugar mirando a Daniela, ¡lo cual lo molestaba enormemente!

No le gustaba que otros se quedaran viendo a Daniela. En realidad, desde el principio no había querido que Daniela subiera al escenario a bailar.

Después de unos minutos, este baile en tubo que había incendiado todo el lugar terminó. La piel blanca de Daniela tenía una capa de sudor, como gotas de rocío rodando sobre pétalos de rosa, provocando deseo.

Abajo estalló un aplauso ensordecedor. Muchos golpeaban las mesas gritando:

—¡Daniela! ¡Daniela! ¡Daniela!

Daniela tomó el micrófono. Hizo un gesto de silencio a todo el público:

—Shh.

Los hombres abajo se callaron rápidamente.

—