Nicolás se dio vuelta y se fue.
Fidel estaba furioso: —Este Nicolás realmente no va a cambiar hasta que se estrelle contra la pared. Veo que va a estar perdido por esa señorita Paredes toda su vida.
Jessica no se resignaba. Había hecho tanto esfuerzo durante tanto tiempo, ¿por qué no podía ganarle a Daniela? Realmente no se conformaba.
—Fidel, ¿sabes en qué restaurante van a tener su cita Nicolás y la señorita Paredes?
—Jessica, ¿qué quieres hacer?
—Quiero seguirlos para ver.
Fidel asintió: —Está bien, vamos a ver.
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Nicolás llegó al restaurante. Hoy le había pedido a Julio que reservara todo el restaurante.
El gerente del restaurante lo recibió calurosamente: —Señor Duque, por aquí, por favor.
El gerente llevó a Nicolás a su mesa.
Nicolás preguntó: —¿Ella aún no ha llegado?
El gerente sonrió: —Todavía no.
Nicolás respondió: —Entonces puedes retirarte, la voy a esperar.
El gerente se fue.
Nicolás miró la hora. Ya casi eran las seis, pero ella aún no había llegado.
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