Daniela levantó ambas manos y las puso contra su pecho, empujándolo para apartarlo.
—No hagas esto...
—¿No hago qué?
Nicolás se dio la vuelta y la acorraló contra la encimera de la cocina, presionándola con su cuerpo.
El torso firme y erguido del hombre la presionaba intensamente, creando una atmósfera cargada de sensualidad.
Daniela no sabía qué le pasaba. Antes él había sido frío y distante, pero ahora se mostraba tan atrevido y directo. ¿Qué pretendía?
Su novia era Jessica, mañana tenía que ir a cenar con Ana, pero ahora la tenía acorralada en la cocina, besándola.
El rostro de Daniela se enrojeció cada vez más.
—Señor Duque, suélteme. Diana va a salir en cualquier momento y nos verá...
Nicolás la miró a su hermoso rostro y preguntó con voz ronca y grave:
—¿No te gusta que te bese?
Las pupilas de Daniela se contrajeron, sorprendida de que le hiciera esa pregunta. ¿Qué le estaba pasando?
Nicolás tomó su mano y la puso sobre su propio rostro, mirándola profundamente.
—Este rostro que