En ese momento se acercó Ronaldo.
—Daniela, qué casualidad, otra vez nos encontramos.
Daniela realmente pensó que era una gran casualidad. La vez pasada cuando cenó en el restaurante privado también se había encontrado con Ronaldo.
Daniela sonrió.
—Ronaldo, hola. Te presento, ella es mi mejor amiga Valentina.
Ronaldo asintió cortésmente.
—Señorita Méndez, mucho gusto.
—Mucho gusto —respondió Valentina.
Daniela preguntó:
—Ronaldo, ¿vienes a cenar?
Ronaldo asintió.
—Sí.
En ese momento Valentina le dio un codazo a Daniela.
—Daniela, llegó el señor Duque.
Nicolás había llegado.
Al escuchar ese nombre, el corazón de Daniela inmediatamente se aceleró. Ya había pasado un mes completo sin ver a Nicolás.
Daniela se volteó y vio en la entrada una figura apuesta y elegante. Era Nicolás.
Hoy Nicolás llevaba puesto un traje negro entallado. Hombros anchos, cintura estrecha y piernas largas, con una figura de modelo que irradiaba estilo. Ya no llevaba máscara y mostraba su rostro.
Daniela miró su ca