Daniela no dijo nada. En realidad no sabía qué decir.
En ese momento Nicolás habló con voz indiferente:
—Vámonos.
Jessica asintió.
—Está bien.
Nicolás miró a Valentina.
—Doctora Méndez, nos vamos.
—Adiós, señor Duque —respondió Valentina.
Nicolás se fue con Jessica, Fidel y los demás.
Daniela miró a Nicolás alejarse y sintió punzadas de dolor en el corazón, como si le hubieran clavado una aguja. El dolor era constante e interminable.
Valentina la miró preocupada.
—Daniela, ¿estás bien?
—Estoy bien, Valentina.
Ronaldo dijo:
—Daniela, siempre has querido venir a estudiar a nuestra universidad. Conseguí un cupo para ti, ¿quieres venir?
Ronaldo era profesor de una universidad de primera categoría y había conseguido un cupo de estudios para Daniela.
Últimamente el trabajo de diseño de moda de Daniela no era muy pesado. Quería cambiar de ambiente para olvidar el dolor que Nicolás le había causado, y entrar al campus realmente era la mejor opción.
Daniela dijo alegremente:
—Ronaldo, gracias,