Como Daniela y Sofía eran mujeres, Nicolás las llevó al cuarto y luego se retiró discretamente.
Daniela terminó de arreglarle la ropa a Sofía y dijo:
—Puedes entrar.
Nicolás entró al cuarto y Sofía le preguntó alegremente:
—Madrina, ¿el padrino va a dormir con nosotras esta noche?
Daniela negó con la cabeza.
—Por supuesto que no.
—¿Por qué no? —preguntó Sofía.
Daniela le dio un beso a Sofía.
—Porque eres una niña, no puedes dormir con ningún hombre que no sea tu papá. Esa es nuestra pequeña privacidad de mujeres.
Sofía asintió como si entendiera pero no del todo.
—Mami también me enseñó eso.
Daniela tomó un libro de cuentos de hadas y se lo dio a Nicolás.
—Voy a bañarme, tú cuéntale un cuento a Sofía primero.
Nicolás tomó el libro de cuentos.
—Está bien, déjamelo a mí.
Daniela se dirigió al baño. Volteó a mirar y vio a Sofía acostada obedientemente en la cama, mientras Nicolás se recostaba contra la cabecera contándole el cuento.
Su voz era grave, melosa y magnética. Sonaba muy bien cu