Los jóvenes ricos que rodeaban a Mauro rieron.
—Mauro, estas conejitas no pueden dejar de mirarte. Se nota que nuestro Mauro tiene un encanto irresistible.
—Con el dinero y el físico que tiene nuestro Mauro, es normal que todas estén interesadas. ¡Ja, ja!
Todos lo animaban con bromas.
Mauro, sosteniendo una copa de vino, se reclinó perezosamente en el sofá. Mientras hacía girar el vino en su copa, sonrió.
—¿A qué están esperando? Bailen.
Sus amigos corearon:
—¡Eso es! ¡Muestren sus mejores movimientos! Veamos quién baila mejor y quién es más flexible.
—La que lo haga mejor podría llevarse un gran premio esta noche. Mauro podría llevarte a casa. ¡Ja, ja!
Las chicas se sonrojaron.
—Sí, Mauro.
Todas comenzaron a bailar sensualmente. Como modelos e influencers que eran, sabían moverse muy bien. Sus jóvenes y flexibles cuerpos ondulaban como serpientes acuáticas, y con los gritos de ánimo de los jóvenes ricos, se convirtieron en el centro de atención del bar.
Los clientes alrededor de Danie