Mateo dijo ansiosamente: —¿Ya han terminado su jornada? ¡Mi esposa y yo habíamos quedado hoy para registrar nuestro matrimonio!
La funcionaria: —Terminamos hace rato. ¿Su esposa es una señorita delgada y muy hermosa?
La funcionaria tenía una impresión muy profunda de Valentina.
Mateo asintió: —Exactamente, es ella. ¡Es mi esposa!
—Guapo, tengo que regañarte. Tu esposa te esperó aquí todo el día y no apareciste. Registrar un matrimonio es algo importante, ¿cómo pudiste dejarla plantada?
¿Valentina lo había esperado todo el día?
Mateo respondió con ansiedad: —Hoy tuve un contratiempo.
—Tu esposa se fue después de que cerramos. ¡Búscala tú mismo!
—De acuerdo, gracias.
Mateo salió corriendo y regresó a su lujoso automóvil, donde encontró su teléfono.
Ahora tenía muchas llamadas perdidas, todas de Valentina. Ella lo había llamado muchas, muchas veces.
Mateo sintió ganas de darse una bofetada. ¿Cómo pudo hacer que Valentina lo esperara todo el día? ¿Cómo pudo perder la oportunidad de registr