—Desde pequeña he tenido problemas cardíacos, soy una persona con salud delicada. Me costó tanto trabajo encontrar a mi padre, pero él no me quiere. ¡Solo puedo recurrir a trucos sucios para conseguir que me quiera!
Luciana lloraba desconsoladamente, profundamente afligida.
Héctor miró a Luciana con sentimientos encontrados. —Luciana, no necesitabas hacer eso. Es culpa mía, ignoré tus sentimientos...
—Papá, estuvimos separados tantos años. Pensé que después de encontrarnos me tratarías bien, que solo me querrías a mí, que me mimarías y amarías incondicionalmente. Pero me equivoqué. Mi madre ya falleció y ahora voy a reunirme con ella. ¡Le diré que papá realmente no me quiere!
Al mencionar a la madre, Héctor sintió un agudo dolor en su corazón. Sus ojos profundos y complejos comenzaron a ablandarse. Se acercó. —Luciana, lo siento, todo es culpa de papá. Dame otra oportunidad, papá cambiará. Te llevaré de vuelta a Costa Enigma y te daré todo lo que quieras.
Luciana sollozó. —¿De verdad,