Con su aparición, el público estalló en aplausos.
Cuando la música comenzó a sonar, la mujer en el escenario empezó a moverse con el ritmo.
Dio un salto y, como una serpiente, envolvió su cuerpo alrededor de la barra, girando y brincando.
Su cuerpo, flexible como un sauce, adoptaba con facilidad diversas posturas, provocando gritos frenéticos entre el público.
En la zona VIP, uno de los jóvenes ricos agarró emocionado a Joaquín.
—¿Desde cuándo tienen a esa belleza aquí? Qué egoísta eres, no nos habías dicho nada.
Joaquín observaba confundido a la mujer en el escenario. Una mujer tan hermosa podría ser fácilmente la estrella principal de cualquier bar. ¿Cómo es que nunca la había visto antes?
¿Quién era esa misteriosa bailarina?
De repente, la mano de Mateo que sostenía la botella se detuvo. Su mirada estaba clavada en la bailarina, sin apartarla ni un segundo.
Valentina bailaba en el escenario, consciente de la mirada de Mateo. Por fin había captado su atención.
Sonrió y, con facilidad