Capítulo 18
Valentina había estado allí todo el tiempo, observando silenciosamente la escena, todo el pánico y desconcierto de Catalina.

Mario corrió rápidamente a su lado e hizo una reverencia servil: —Señorita Méndez.

Valentina sacó un bolígrafo y lo arrojó a la piscina: —Director Estrada, se me cayó el bolígrafo.

—Lo recuperaré ahora mismo. —Corrió y se zambulló en el agua fría.

Catalina se acercó, mirando incrédula la escena; el director emergió empapado, sosteniendo el bolígrafo como un trofeo: —Señorita Méndez, lo encontré.

Catalina miraba a Valentina como si fuera una criatura extraña. —¿Qué pasa? ¿Ya no me reconoces? —sonrió Valentina.

Estaba completamente atónita, no entendía qué le había hecho ella al director para que le obedeciera como un perro.

—En realidad, nunca entendí por qué me tratabas como a una desconocida —continuó Valentina—. ¿Qué planeas? Te apoderaste de la casa de papá, le robaste su empresa, abandonaste... a su hija, e incluso contaminaste el vino que me dejó. Est
Continue lendo este livro gratuitamente
Digitalize o código para baixar o App
Explore e leia boas novelas gratuitamente
Acesso gratuito a um vasto número de boas novelas no aplicativo BueNovela. Baixe os livros que você gosta e leia em qualquer lugar e a qualquer hora.
Leia livros gratuitamente no aplicativo
Digitalize o código para ler no App