Esta era una señal verdaderamente alarmante.
Mateo se apartó con sus piernas largas y salió para pedirle a Fernando que preparara el auto. Era evidente cuánto adoraba a Lela, pues bastaba una llamada para que él actuara de inmediato. Luciana se prometió a sí misma que debía averiguar quién era ella. ¡Tenía que convertirse en su mejor amiga!
Mientras tanto, en la calle, un lujoso Rolls-Royce se detuvo junto a Valentina y Daniela. El chofer les abrió la puerta trasera con cortesía y ambas se subieron.
—¿Tu primo es muy rico? —Preguntó Valentina, asombrada. El auto era la misma marca que Mateo usaba como vehículo personal. ¿Acaso esta marca era la preferida de los infieles?
—Sí, tiene bastante dinero. —Respondió, con una sonrisa. —Oye, ¿qué tal si te presento a mi primo? Podrías ser mi cuñada.
—¡No, no! Gracias, pero mejor guárdate a tu primo. No podría con alguien así. —Se apresuró a rechazar la idea.
Daniela sonrió para sus adentros, pensando: "Pero, ¡si tú ya eres mi cuñada! ¡Mi primo