Iris dijo con orgullo:
—¡Así es! ¡Soy su mujer!
La asistenta preguntó confundida:
—¿Luis?
El único Luis que ella conocía era el esposo de Sara.
¿No sería él, verdad?
—Hay tantos Luis en el mundo, ¿cómo voy a saber de cuál hablas? Si tienes agallas, di su nombre completo.
Wendy la animó:
—Iris, diles su nombre para que se asusten.
—Entonces escuchen bien. Es Luis Rodríguez.
¿¡Luis!?
Las pestañas de Sara temblaron. No esperaba que realmente fuera Luis.
¿Había venido a jugar a este bar?
¿Y estaba jugando con esta superficial Iris?
Sara no pudo decir palabra.
La asistenta exclamó sorprendida:
—¡Sara, es el señor Rodríguez!
Viendo la reacción de Sara y su asistenta, Iris y Wendy estaban bastante satisfechas:
—¡Ahora tienen miedo, ¿verdad?! Les informo que soy la mujer del señor Rodríguez.
Wendy agregó:
—A quién tenían que ofender, ¡y fueron a ofender al señor Rodríguez! ¡Parece que ya no quieren vivir!
La asistenta estaba furiosa:
—¿Por qué el señor Rodríguez se fijaría en ustedes?
—¡Todaví