Valentina miró a Mateo. —No es necesario, me voy esta noche.
Intentó liberar su muñeca de su agarre.
Pero los dedos largos y fuertes de Mateo la sujetaban con firmeza. —Mañana preséntate en la Universidad Nacional.
Ella se sorprendió. —¿Por qué?
—Te envío para que estudies medicina allí. Ya está todo arreglado.
Ella suspiró.
¿La enviaba a estudiar medicina en la Universidad Nacional? ¿Algún día se detendría a escuchar lo que estaba diciendo?
—¡No iré! —Rechazó la oferta.
Mateo frunció el entrecejo: —La Universidad Nacional es una institución de muy buena, no cualquiera puede entrar. Es una oportunidad única. Sé que dejaste de estudiar a los 16, ahora te doy la oportunidad de estudiar. ¿No te interesa la medicina? Si estudias bien, podrás brillar en tu propio escenario como Luciana.
Apenas podía creer lo que escuchaba.
Realmente la... ¡Menospreciaba hasta ese punto!
¡Vaya forma de subestimarla!
Conteniendo la mezcla de frustración y enojo que sentía, respondió con fingida docilidad. —Mu