Continuó: —Vendí todo lo que tenía para mandarla a estudiar, gasté hasta el último centavo para que pudiera ir a la ciudad. Y ahora me rechaza, dice que la avergüenzo y que me regrese al campo... —Gonzalo lloraba tan convincentemente que hasta él mismo empezaba a creerse su actuación. Sin duda, merecía un premio por su interpretación.
Los fotógrafos disparaban sus cámaras sin cesar. Una hija abandonando a su padre adoptivo en el campo era una noticia explosiva y todos querían la exclusiva.
Los periodistas, conmovidos por él, comenzaron a atacar a Valentina:
—¿Cómo puede ser tan malvada?
—Nunca creí que existiera gente tan malvada hasta que apareció esta mujer.
Joaquín le pasó un pañuelo y exclamó furioso: —Hemos convocado esta conferencia para exponer la verdadera cara de Valentina. Mucha gente aún no sabe cómo es realmente. ¡No permitiremos que abandone a su padre adoptivo, debe hacerse responsable!
Mientras se secaba las lágrimas, Gonzalo dejó escapar una sonrisa maliciosa. ¡Ni siqui