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Casi una hora después.
— ¡Ve a vestirte! — Exclamó Samantha. — Tenemos que irnos no pasaré toda la noche haciendo cosas contigo… — Gritó la joven de veinticinco años enojada, alejándose de su prometido.
Leonard sonreía risueño en la cama, mientras veía a la hermosa mujer sin nada de ropa agitada por la habitación dirigiéndose al armario.
— Lo haré, después podemos continuar al volver de esa fiesta. — Contestó él, animado.
Por otro lado, Samantha ingresó al vestidor con su rostro sonrojado y sintiéndose profundamente avergonzada y arrepentida.
El líquido pegajoso que se deslizaba lentamente entre su entrepierna le hicieron darse cuenta de lo que había sucedido y dejó que esa línea que había mantenido firme hasta ahora con Leonard, se rompiera por completo.
"Él… Lo hizo dentro… ¡El muy desgraciado realmente se atrevió!"
Pensó