Dan y Gerard entran a la oficina de este último, toman asiento y se quedan mirando a la nada un minuto. Quien rompe el silencio es Dan, ya que Gerard no le ha dicho nada acerca de lo que sucedió con el hijo de Bowman.
-Y… este, ¿qué pasó?
-Lo molí a golpes – le responde Gerard con una tranquilidad impropia de él -.
Se pone de pie y sirve dos vasos de agua fría, le entrega uno a su amigo y vuelve a sentarse. Se queda mirando sus manos, no tienen ni una marca de lo que le hizo al chico. Solo le quedó el dolor.
-Pero… ¿está, ya sabes, vivo?
-Sí. No puedo matarlo, primero tiene que vivir un infierno aquí en la tierra.
-¡Uf! – Dan se echa hacia atrás en la silla y respira -. Me asustaste, como dijiste que te ibas a vengar…
-Dan, los dos sabemos que matar a alguien no es venganza. Ahora bien, concentr&eacu