Faustino observó cuidadosamente a Bastián, un hombre de al menos cincuenta años, llamando "hermano mayor" a un joven como Faustino.
¡Esto mostraba claramente cuánto temía a Faustino!
—Se irán cuando Lara los perdone, ¡hasta entonces seguirán arrodillados!
Ante la súplica de Bastián...
Faustino, mientras aplicaba medicina a Victoria, respondió fríamente sin levantar la cabeza.
—Sí, comparados con Manolo y su esposa, ¡ustedes son peores! Son su familia y no solo la abandonaron, ¡sino que ayudaron a atacarla!
—¡No se irán hasta que Lara lo diga!
Rosalba exclamó indignada.
Bastián y los demás no se atrevían a protestar, solo podían mirar suplicantes a Lara.
—Hija, papá se equivocó, llevo media hora arrodillado, por el vínculo padre-hija, ¡perdónanos!
Bastián fue el primero en suplicar.
—No me llames hija, ¿ya olvidaste? Hace dos días, tú mismo dijiste que cortarías lazos conmigo.
—No te conozco y jamás te perdonaré.
Lara respondió obstinadamente.
¿Cómo podría olvidar sus rostros malvados?