Entonces, Max le entregó una tarjeta a Faustino.
—Faustino, este es mi teléfono personal. Si tienes cualquier problema que no puedas resolver, puedes contactarme en cualquier momento.
—Gracias señor Ruvalcaba, señorita Ruvalcaba. Me voy ahora, concéntrate en recuperarte, nos veremos pronto...
Faustino salió del aeropuerto y regresó a Rosal en su Mercedes-Maybach.
Aunque llevaba un día y una noche sin dormir, Faustino no tenía nada de sueño.
Su mente estaba ocupada pensando cómo explicaría a Rosalba y las demás cuando tuviera que llevarlas a conocer a Daniela.
¡Tener tantas mujeres sí que era problemático!
—Los problemas se resolverán cuando llegue el momento. Ya pensaré qué hacer entonces.
Faustino dejó de darle vueltas. En el camino...
Pensó que hacía tiempo que no contactaba con Ximena y consideró ir a ver cómo iban las ventas del Elixir de Belleza.
Pero Faustino tenía tantas ganas de ver a Rosalba y Lara que decidió no detenerse.
Planeaba hacer una visita especial al día siguiente.