† LOCURA... ¡HAS VENIDO POR MI! †
Era un caballero hermoso, de mirada azul, un hombre que ya conocía de antemano, pero que siempre me negaba a aceptar.
Su sonrisa era satisfactoria y cálida, me inspiraba paz. El caballero estaba inmóvil en el agua que le llegaba a la cintura. Después me extendió la mano, y la cogí, yo me acerqué a él y me la tendió. Luego, juntos, nos sumergimos en el agua cristalina. Inmediatamente, introdujo su mano en el líquido transparente y tomó una pequeña estrella de mar.
—Mire —me indicó con ternura.
A través de aquellas brillantes aguas, yo podía ver con nitidez el espectáculo de la vida marina; corales y peces de diversos colores se extendían majestuosamente bajo mis pies. Era un panorama digno de admirar. De pronto, mi atractivo acompañante me tomó y sus labios se despegaron para decir las palabras que dañarían la belleza del lugar.
—Los peces que ves bajo las aguas diáfanas nadan felices, engañados y en su habitad seguras, así son los humanos con el suyo; ellos creen saber todo sobre la