Dos años atrás
Inés
Mi madre me mostraba la temática para la decoración de mis quince. No podía concentrarme; desde Las Vegas no había hablado con Liam y no sé cómo aclarar el tema. Fue muy vergonzosa la situación, sí. Eso no podía negarlo, pero no quería perder nuestra amistad. En verdad necesitaba hablar con él.
—¡Inés! Hija. ¿Qué te pasa?, no me has prestado atención. Tu vestido será de color lila. ¿Cuál de las tres decoraciones quieres que usemos para el salón?
—Cualquiera, mami.
—¡Nada de eso jovencita! ¿Qué te pasa? —Iba a responderle. Cuando mis hermanos llegaron. Augusto tenía la nariz partida, su camisa del colegio estaba llena de sangre—. ¡¿Qué pasó?!
—Mira cómo dejó el carro; gracias a Dios solo se partió la nariz. —Issac lo reprendió con calma.
—¿Te accidentaste, hijo? —Issac se cruzó de brazos.
—No fue nada, mamá.
El descarado pasó, por un lado, como si no fuera nada lo que había hecho. Mi madre se asomó por la puerta, para ver el auto. Abrió los ojos; no me imagino cómo