~Leo~ El día después de nuestra boda, Amelia y yo nos fuimos a la Isla Cain. Era un lugar muy especial para ella, uno que siempre había querido visitar, por eso elegí esta hermosa isla para nuestra luna de miel.
Durante dos semanas increíbles, nos quedamos en un resort lujoso y acogedor, en el que cada momento estuvo lleno de amor y felicidad.
Cada mañana, me prometía a mí mismo hacer lo que fuera para que nuestro amor siguiera floreciendo. Mi amor por Amelia era tan grande, sin dudas ni miedos. Me había entregado por completo, y cada palabra dicha durante nuestra boda fue sincera y de corazón.
Ahora que habíamos acabado con el asunto de Yuri y su secta, pudimos volver a nuestras vidas normales. Amelia y yo pasamos momentos inolvidables. Su forma de ser y su confianza inquebrantable hacían casi imposible que alguien se interpusiera entre nosotros. Ella tenía un humor tan contagioso que hacía que nuestros días fuesen más felices.
Su pancita estaba más grande, y me hacía recordar que pr