~ Claudia ~
Los días pasaron volando. Necesitaba tomar un respiro para pensar, pero no había tiempo para eso.
Jake se estaba recuperando y Vino entrenaba casi todo el día. Hubo momentos en los que sentí que quería irme, porque en el fondo, no creía que todos pudieran volver a casa.
El discurso de Sylvester sobre lo que debíamos hacer en caso de que no volvieran, me afecto mucho, me hizo pensar si era que tenía una maldición o qué. Mi esposo había muerto, y ahora que encontré a mi compañero destinado, tenía que ir a una lucha de la cuál no sabía si va a volver.
No sabía qué hacer; yo era una mujer de pocas palabras, y de alguna forma, en las últimas semanas sentía un nudo en la garganta que no me dejaba hablar. Mantener la calma en medio de todo eso era difícil, pero tenía que hacerlo. Sabía que nada me levantaría si me echaba a llorar, así que tendría que ser fuerte y seguir adelante.
Jake por fin había despertado, pero lamentablemente, no podía sentir a su lobo. Erik le dijo que t