Intenté ser fuerte, pero estaba asustada, por muy patética que fuera mi vida, quería vivir, aunque no sabía qué me haría.
Cuando ignoró el vínculo, me encadenó y me arrastró fuera de su casa, supe que me iba a rechazar. Quise reírme de mí misma por tener tan mala suerte, pero no me atreví, porque pensaría que me estaba burlando de él.
Todo estaba más o menos bien hasta que me entregó a esos malditos kappas, y entendí que tenía que tragarme mi orgullo y suplicarle. Después de todo, hay un límite para el abuso que una persona puede soportar, y no quería volver a dejar que abusaran de mí. En ese momento, estaba dispuesta a decir cualquier cosa para evitar que me encerraran, dude que me escuchara, pero me sorprendió que lo hiciera. Al final sirvió de algo tragarme el orgullo, me dio un trabajo y me quitó las esposas de plata, entonces sentí un poco de esperanza de que mi vida podría mejorar.
Cuando Aurora volvió a mí, también tenía esperanza, porque él había sido amable con nosotras, algo