Recorrí el bosque mientras gruñía, lleno de rabia. Necesitaba sacar todo lo que llevaba dentro. Había muchas pistas, pero ninguna nos llevaba a la cabeza de la organización, todo lo que teníamos era sobre las marionetas que esos imbéciles usaban. Sabía que pronto tendríamos que empezar a arrestar gente, pero creía que esto no se iba a solucionar sino hasta después de mi boda.
Necesitábamos un poco de paz para poder celebrar nuestra boda felices y tranquilos antes de volver a esta locura. Estaba seguro de que, cuando atrapáramos al culpable, sufriría una muerte prolongada y dolorosa, era lo mínimo que se merecía el maldito que había planeado todo eso.
Corrí sin rumbo por el bosque y cuando la mañana ya estaba completamente iluminada, regresé al lugar donde había dejado mis pantalones cortos. Me transformé de nuevo a mi forma humana, me los puse y volví a la hacienda.
Corrí a mi habitación para ducharme y vestirme. Al entrar, vi a Tamia de pie junto a la ventana, mirando hacia afuera con