Héctor se quedó atónito.
¿Embarazada? ¿Cómo era posible?
Solo habían tenido relaciones dos o tres veces en total, ¿cómo podía ser tal coincidencia? Además, en ese momento Yolanda le había dicho que estaba en días seguros, por eso él no había usado protección. ¿Cómo había quedado embarazada?
Héctor no amaba a Yolanda, así que fue directo al grano:
—Aborta, te compenso con 50 mil dólares.
Yolanda tenía lágrimas en los ojos, con cara de no querer:
—Pero Héctor, es una pequeña vida, es nuestra sangre. No puedo hacer algo tan cruel.
Héctor tenía la cara lívida:
—Pero tengo novia, ya estamos hablando de matrimonio.
Yolanda murmuró, sin atreverse a decir la verdad.
Héctor tenía prisa por buscar a Susana, se zafó de Yolanda y le dijo:
—¡Piénsalo bien! Yolanda, no me voy a casar contigo.
El hombre se dio vuelta y se fue, muy despiadado.
Yolanda llevaba una chaqueta delgada de algodón, vio su figura alejándose, sus labios temblaban sin parar, se habló a sí misma:
—Pero cuando estábamos juntos, d