Capítulo 379
Esa escena causó turbulencia en el corazón de Susana.

Después de eso, se quedó algo distraída.

Hasta que el auto se detuvo en el punto de reunión de la unidad de Héctor, él se quitó el cinturón de seguridad y la miró muy tiernamente:

—Entonces me voy, nos vemos cuando regrese, no olvides llamar.

Susana asintió:

—¡Está bien! Ten cuidado.

Héctor tomó su equipaje y caminó hacia el autobús. Las personas que lo recibieron bromearon con él, Héctor se rio, volteó hacia acá y agitó la mano, indicándole que se fuera primero.

Susana giró el volante y dio la vuelta.

El auto gradualmente desapareció en la cortina de lluvia.

La noche cayó completamente, los neones de la ciudad no podían disipar esta separación húmeda y sombría. Las luces tenues brillaban como puntitos, con una belleza melancólica.

Cuando el auto regresó al edificio, ya eran cerca de las siete de la noche.

Abajo estaba estacionado un Rolls-Royce plateado.

Era el auto de Lucas.

Estaba sentado dentro del auto, detrás del cristal de la
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