Capítulo 350
Aitana fingió indiferencia:

—Cuando los niños sean más grandes.

Damián le acarició la mejilla, pero no la presionó, y bajó la cabeza para besar a Esperanza en sus brazos. La pequeñita estaba muy bien cuidada, su carita blanca y tierna, sus bracitos regordetes, al cargarla parecía un peluche.

En la profundidad de la noche, se apagaron las luces.

Aitana se acercó al hombre, medio recostada sobre su brazo murmuró:

—Damián, quiero regresar a cuidar a los niños. Ahora es el mejor momento, si te pido que tomes el cargo después, sería muy abrupto.

Un largo silencio...

Damián preguntó suavemente:

—¿Realmente ya no quieres estar en el mundo de los negocios?

Aitana no tenía nostalgia:

—En casa hay tres niños, siempre necesitan quien los cuide. Aunque los abuelos están dispuestos a ayudar, ya están grandes y deberían tener su propia vida. Si ambos estamos ocupados con nuestras carreras inevitablemente descuidaremos a los niños. Además, no siento que sea un sacrificio, me gusta acompañar a los niñ
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