Milena pensó para sí: ¡¿Un pequeño gesto?!
...
Por la noche, en Valle Dorado.
Miguel estaba con su hija cuando recibió una llamada de su asistente, informándole que una empresa había adquirido directamente el treinta por ciento de las acciones, sin siquiera regatear.
El asistente comentó asombrado:
— Esa empresa tiene verdadero poder adquisitivo. Cuatrocientos cincuenta millones de dólares y ni siquiera pestañearon.
Miguel sostenía el teléfono, adivinando quién estaba detrás de todo...
Aparte de Damián, no había muchos en Palmas Doradas con ese poder económico. También intuía por qué Damián había comprado las acciones: simplemente para saldar una vieja deuda de gratitud.
El asistente añadió que mañana le entregarían el cheque.
Miguel asintió.
Apenas colgó, Maite regresó.
Vestía un traje blanco y, probablemente agotada después de un largo día, se quitó los tacones nada más entrar. Le preguntó a Miguel:
— ¿Estabas hablando por teléfono? ¿Cómo estuvo Dana hoy?
Miguel dejó el teléfono y co