Capítulo 188
—Damián, aún no tienes treinta años, todavía tienes muchas oportunidades para tener hijos. Como favor a esta anciana, por el bien del niño, dale una oportunidad de vivir. Mi Aitana no es tan frágil; aún puede escribir y ver, educará al niño para que sea educado y capaz... Déjala volver a casa, y te permitiré ver al niño.

...

La abuela dijo mucho más, y Damián escuchó en silencio.

No dijo que sí, ni que no.

Tomó los pequeños zapatos que la abuela había hecho, destinados al pequeño Mateo. De terciopelo azul claro, se veían adorables, con suelas blanditas y cómodas al tacto.

La abuela sonrió con dulzura: —Sé que aprecias a Aitana. Si es el destino, algún día estarán juntos. Y si no lo es, cuando tengas otros hijos en el futuro, también les tejeré unos zapatitos.

Damián, con la voz quebrada: —Abuela.

La abuela le dio unas palmaditas suaves en el brazo: —La abuela sabe que también eres un buen muchacho. Así como la trajiste a los Uribe, ahora devuélvela a su hogar. Sus padres la están esper
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