Capítulo 178
Quien abrió la puerta fue Ana.

En la noche helada de Magnolia, Damián llevaba solo un ligero abrigo, evidentemente había venido con prisa.

Ana lo examinó durante un momento y dijo en voz baja: —La señorita Balmaceda ya se acostó, cualquier asunto puede esperar hasta mañana.

Pero Damián no podía esperar: —Esperaré en la sala hasta que despierte.

Ana quiso decir algo más pero se contuvo.

En ese momento salió Aitana, vestida con una bata de algodón, su cabello negro suelto sobre los hombros y con aspecto cansado. Miró a Damián por un momento antes de decir: —Entra, hablemos.

Damián la siguió a la sala de estar.

Ana preparó una taza de té y regresó a su habitación.

Bajo la luz tenue, Damián miró a Aitana y después de un largo silencio dijo en voz baja: —No durará mucho. A Mariana solo le quedan tres meses de vida.

La sonrisa de Aitana se volvió aún más débil—

—¿Y si no muere?

—Damián, ¿acaso planeas sacrificarnos a mí y a nuestro hijo por tu amor de juventud? No eres su esposo, pero cumple
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