Lina rápidamente recuperó la compostura y le contó alegremente a su hijo:
— Estaba de compras y vi una orquídea preciosa. Pensé que quedaría hermosa en tu casa con Aitana.
Damián sonrió levemente:
— En esas cosas, decide tú.
Lina continuó entusiasmada:
— ¡Damián, hoy estás de muy buen humor! Por cierto, también le compré a Aitana una bufanda de cachemira, un modelo nuevo de LV. El color es perfecto para ella. Ahora que está embarazada debe abrigarse bien cuando salga. Tienes que cuidarla, ¿eh? Si le pasa algo no te lo perdonaré.
Al otro lado del teléfono, Damián escuchaba en silencio. La llamada terminó poco después.
El crepúsculo llegaba a su fin. Damián bajó la mirada hacia el cigarrillo entre sus dedos, con expresión ausente.
Milena seguía a su lado.
Cuando comenzó a oscurecer, Damián dijo en voz baja:
— Dile al doctor Olmos que por ahora no puedo operarme. Que me recete medicamentos para controlar la enfermedad.
Milena quedó paralizada:
— Pero...
Damián apagó la colilla con el pie