Lión levanto la mirada con una sonrisa poco común en sus labios, no recordaba cuando había hecho llegar a una mujer de esa manera. Por lo general siempre era él quien se satisfacía dejándolas a ellas con ganas. Éste mordió sus labios al verla semi desnuda, con las piernas abiertas y su sexo latente a que fuese invadido por su miembro. Pero, ¿Por qué diablos no lo hacía?
— ¡Por dios! Exclama ella aun agitada.
— ¿Aun así no deseas ser mi esposa? Tendrás mucho de esto todo el tiempo.
— Tú solo quieres hacerte con los bienes del señor Romel.
— ¡Si! No hay otra cosa que me interese más, ¡ni tú!
— Eres un maldito hijo de perra. Vocifera cubriéndose el cuerpo. — No me casare contigo. Eres un cretino.
Lión solo hace un sonido con